El Nazareno «invisible» de Santa Cruz

Justo a la salida de la calle Guzmán el Bueno se encuentra la iglesia de Santa Cruz, otro de esos templos sevillanos que guarda en su interior la esencia misma del misterio. «Ocurre en Semana Santa, una de cada década. Cuando ya han entrado los nazarenos de la Hermandad de Santa Cruz, los pasos están en su ubicación, y los pocos hermanos que se encuentran son los que se encargan de los enseres, siempre sorprende un hermano, un nazareno que se queda dentro de la parroquia. Capirote bajo el brazo, y la túnica puesta. Se para a rezar delante del paso de palio y del paso de Cristo, ante la sorpresa quizás de todo el que tiene la oportunidad de verlo. Saben que no debería estar ahí, pero, ¿quién es?» «En principio, todo el mundo pregunta por él, pero nadie sabe exactamente quién es. Hasta que un buen día, esperando una Semana Santa tras otra, aquel sujeto repite su ritual: aparece, se para delante de los pasos, acaba su oración, y se marcha. Quizás en esa despedida es donde nos llama la atención porque mientras va andando, va desapareciendo». ¿Realidad o ficción? Lo cierto es que la fe aún está presente para algunos fieles.